Envidia

Lo confieso. A veces siento envidia.

No de la gente que se compra un coche nuevo, ni una casa más grande.

No de aquellos que van siempre a la última moda, ni de los que se compran el último modelo de móvil.

Siento envidia de aquellos que viajan. Pero no de todos.

No siento envidia de los turistas. No de aquellos que van en manada. No de los que se sacan un selfie en cada monumento para decir que ya conocen una ciudad.

Siento envidia de los viajeros. De aquellos que se enfrentan a un nuevo destino con la mente abierta. Con ganas de descubrir cómo viven y cómo sienten las personas. Aquellos que se pierden por las calles, por los mercados, por los caminos… sin rumbo fijo dejándose sorprender por la vida, por las gentes. Aquellos que se dejan llevar.

En estos días he sentido mucha envidia. Envidia de la excelente fotógrafa Raquel López- Chicherri, que ha recorrido Cuba con su cámara realizando unos maravillosos retratos. Envidia de mi amigo Pepe, que está recorriendo con su familia Islandia y descubriéndonos unos lugares increibles. Envidia de mi amiga Ana Lola, con la que pudimos vivir, a través del whatsap, su estancia en Sri Lanka...

Envidia. Mucha envidia.